Manuel Rojas presenta su libro Las misiones del Río Colorado
- El valor de esta obra son los documentos de los archivos franciscanos del siglo XVIII
Tijuana, B. C., a 2 de mayo de 2021.- El historiador Manuel Rojas presentó su libro Las misiones del Río Colorado. San Pedro y San Pablo de Bicuñer, la Purísima Concepción de los Yumas, un trabajo de investigación que realizó hace veintidós años, en el que incluye documentos de los archivos franciscanos relativos al periodo misional del siglo XVIII.
Miguel Rojas estuvo acompañado durante su presentación por el maestro Jesús Ruiz Barraza, Rector de la Universidad de Tijuana CUT, como anfitrión de esa actividad académica que contó con la asistencia de poco más de un centenar de estudiantes universitarios a través de la plataforma Zoom, mientras que otro número importante siguió la transmisión en vivo por Facebook.
“Estoy muy emocionado de poder presentar a mi amigo Manuel Rojas, ilustre y notable sociólogo, dramaturgo e historiador, un promotor de la cultura, quien ha escrito una serie de libros de gran importancia”, resaltó el Rector del Sistema CUT al recordar algunas de las obras literarias del maestro Rojas como Joaquín Murrieta. El Patriota; La estrella dividida: el Kilómetro 57; Heraclio Bernal: así se gestó la Revolución Mexicana; Paso de Los Algodones; y Apache, fantasmas de la Sierra Madre.
El maestro Rojas recordó que el libro Las misiones del Río Colorado fue publicado en 2019 pero la investigación la inició en 1999, trabajo que calificó como apasionante cuyo valor radica precisamente en los documentos que avalan los hechos históricos a los que hace referencia y que no se consiguen por Internet.
“Hoy en día a mí me incomoda mucho que se devalué la palabra historiador”, enfatizó el escritor mexicano al precisar que hay investigadores que suelen bajar información de Internet, consultan Wikipedia como una “confiable” fuente académica o adquieren libros en inglés que los traducen para “refritear” información que han publicado otros autores.
“Yo respeto tanto el término de historiador, que considero como una obligación de un profesional en historiografía, el que tenga que aportar algo inédito, algo que no haya sido impreso porque, de lo contrario, me van a disculpar mucho, pero el valor ya es muy relativo”, subrayó.
Sobre el libro
El escritor Miguel Rojas inicia su presentación con la proyección de una imagen sobre la portada del libro, en la que, además del título, se logra identificar dos cruces una por la orden religiosa jesuita y la otra de los franciscanos, cuyos misioneros en el siglo XVIII fueron pieza clave en las expediciones terrestres que realizará Juan Bautista de Anza, para abrir la ruta de Sonora a la Alta California.
Reveló que el padre Eusebio Kino, en el año 1701, recorrió lo que actualmente es la zona conocida como delta del río Colorado al punto donde hoy está establecida la ciudad de Yuma, Arizona. “El padre Kino encontró ahí una ranchería de indios quechan, o yumas como les decían los españoles, a esa ranchería su primer nombre fue San Dionicio porque el padre Kino piso esa tierra el día de ese santo”.
A la expulsión de los jesuitas en 1767 por la corona española, arriban a la región misioneros de la orden franciscana. De ahí que la carátula del libro exprese claramente este intercambio.
También aparece la estatua ecuestre de un conquistador español que se encuentra ubicadas en el estado de Durango, dato que lleva al maestro Miguel Rojas a explicar que esa entidad, en aquellos años, estaba la autoridad eclesiástica de la Nueva España, lo que hacía de Durango una provincia de la nueva Vizcaya junto con el estado de Chihuahua, mientras que en Sinaloa se localizaba la provincia de Os timurí.
Explicó que la visión del padre Eusebio Kino siendo jesuita, les dio oportunidad a los franciscanos, muchos años después, en 1776, a que formaran parte de las dos expediciones terrestres del capitán Juan Bautista de Anza, acompañado de dos misioneros jesuitas para abrir la ruta de Sonora a la Alta California. La primera expedición llega a Monterrey, California, y la segunda llega a lo que hoy es la ciudad de San Francisco.
“Estos dos misioneros iban como capellanes en las dos expediciones De Anza, que además llevaban un tercer sacerdote franciscano que iba en calidad de cartógrafo, elaboraba los mapas a la usanza de la época, a base de dibujos y cálculos, a veces no muy exactos pero era de lo que se disponía en ese tiempo”, narró el historiador.
En otra fotografía aparece una panorámica de la Torre de la Iglesia Conventual de la Santa Cruz, localizada en el centro histórico de la ciudad de Querétaro, en ese templo se ubicó lo que los franciscanos denominaron el Colegio de la Santa Fe.
Así, “de Querétaro salió la mayor parte de los misioneros que el virreinato de la Nueva España mandó al norte, entonces vastos territorios considerados la joya de la Corona Española, porque de los virreinatos que tenía España en el continente americano, el más rico, por sobre los demás virreinatos, incluido el de Perú, era la Nueva España, siendo éste el más vasto de todos los territorios por su cantidad de ecosistemas y la feracidad de tierras pero que no había la suficiente población para su colonización”.
Los franciscanos que acompañaron a Juan Bautista de Anza en las dos expediciones, de 1774 y 1776, sugirieron al entonces virrey de la Nueva España, posicionar dos misiones en la riviera oeste del río Colorado, muy cerca de lo que hoy se conoce como el delta del río.
En esas tierras predominaban dos tribus de la etnia yumana, por un lado, en lo que en la actualidad es la parte norte del valle de Mexicali, esa posición era territorio quechan y, hacia el sur, de los cucapá, que, “aunque eran parte de la misma etnia, del mismo tronco etnolingüístico, estaban enemistadas, precisamente por la irrupción de los conquistadores españoles a partir de don Hernando de Alarcón, quien llegó al río Colorado en 1540, lo cual consta en una placa metálica alusiva que se encuentra al ingresar a la comunidad de Andrade, California, contigua a Los Algodones”, recordó el sociólogo.
Destacó la importancia para el virreinato de la Nueva España el situar a dos misiones que sirvieran de puente entre las misiones de Sonora de la Primería Alta, fundada por el padre jesuita Eusebio Kino, y la Alta California que, años después con el predominio de los franciscanos, sitúan el rectorado en lo que actualmente es San Diego, California, y cuyo principal representante sería Juan Junípero Serra. “Todos estos misioneros salieron del Templo de la Santa Cruz de Querétaro, fue su plataforma hacia el norte”.
Entre las evidencias fotográficas que incluyó en su presentación Manuel Rojas, sobresale la fotografía de un mosaico localizado en la entrada del Templo de la Santa Cruz, en el que se lee: En una celda de este convento, Fray Antonio Linaz tuvo la idea que después concretizo en la erección de Colegios Misioneros en toda la América, el primero de los cuales fue el Colegio Apostólico para la propagación de la fe. Fundado en la Santa Cruz de Querétaro, el 15 de agosto de 1683. “Este es el primer Colegio Misionero en todo el continente americano”.
De la Misión de San Xavier del Bac, localizada actualmente en Arizona, formó parte del territorio de Sonora en aquel tiempo, de ahí era párroco el padre Francisco Garcés quien fundó la Misión de la Purísima Concepción de los Yumas. En la Misión de Caborca se encontraba el párroco Juan Díaz, quien, posteriormente, fue el titular de la nueva Misión de San Pedro y San Pablo Bicuñer en Los Algodones.
Ambos misioneros informan al entonces virrey Antonio de Bucareli, sobre la conveniencia de vincular la ruta terrestre entre Sonora a la Nueva California, que ya había sido explorada por Juan Bautista de Anza. Es así, que las misiones de jesuitas, franciscanos y dominicos fueron instaladas en función de la expansión territorial y la colonización de la Nueva España.
El maestro Manuel Rojas expuso que el propósito del libro es referir a la historiografía oficial del norte de México, una más de las graves omisiones en las que se ha incurrido al relatar lo que fue la conformación de la Nueva España y el despropósito de ocultar un hecho trágico como fue la masacre de los yumas hacía los franciscanos Francisco Garcés, Juan Díaz, José María Moreno y Hermenegildo de Barreneche.
Los restos del capitán Juan Bautista de Anza, ascendido a Teniente Coronel y quien, posteriormente, fuera gobernador de Nuevo México, reposan en la actualidad en el templo Inmaculada Concepción de Arizpe, Sonora. Este poblado, convertido hoy en un “pueblo fantasma”, llegó a ser considerado el punto más importante del territorio mexicano, después de la Ciudad de México, por ubicarse ahí la capital de las provincias internas de la Nueva España en el siglo XVIII.
También mostró como evidencia cartográfica de Hebert E. Bolton y George Bancroft, importantes historiadores estadounidenses, quienes se encargaron de trazar mapas en los que incluían las rutas De Anza a través del río Colorado.
“Lo importante de este mapa, en su parte media hacia el este, se observa claramente el nombre de San Pedro y San Pablo, en el que reconocen que la misión estuvo en Los Algodones, pero como nosotros -los mexicanos- hemos hecho caso omiso de esto, los actuales historiadores estadounidenses dicen que la misión estuvo localizada en su territorio”, relató el historiador mexicano.
Manuel Rojas destacó la importancia de vincular los sitios históricos de México con el sector turístico. “En México tenemos infinidad de sitios históricos olvidados, vandalizados y saqueados porque no tienen vigilancia”, señaló el sociólogo al precisar que hablar de la rehabilitación de muchos de estos lugares es complicado porque no existe interés por parte de las autoridades.
“Hay muchas cosas por hacer en México respecto a la vinculación del patrimonio histórico con el sector turismo, con las actividades culturales, se necesita tener visión de formación social para incentivar no sólo el turismo comercial, sino incluso dentro de los planes de educación media superior y superior”, resaltó Manuel Rojas al concluir que éste es un grave error que no se ha corregido en el ámbito educativo.