La inclusión educativa de las personas sordas: Avances y retos
- Del decreto histórico al presente: profesionalización, accesibilidad y educación bilingüe como desafíos pendientes
Tijuana, B. C., a 21 de noviembre de 2025.- En 2005, México dio un paso histórico al reconocer la Lengua de Señas Mexicanas (LSM) como parte del patrimonio lingüístico nacional. Ese mismo año, la Ley General de Educación estableció que la enseñanza para personas sordas debía impartirse bajo un modelo bilingüe, garantizando el derecho a aprender LSM y en español escrito.
Así lo dio a conocer el maestro Víctor Hugo Medrano Morales, especialista en Atención a la Diversidad y Educación Inclusiva, al destacar que este reconocimiento marcó un cambio profundo en la percepción social, se aceptó que existe una comunidad con una lengua propia, con gramática y niveles de conceptualización equivalentes a cualquier lengua oral. La propuesta de educación bilingüe implicaba que las escuelas inclusivas adoptaran la LSM como lengua prioritaria y enseñan el español en su forma escrita, dado que la oralidad no es naturaleza para la mayoría de las personas sordas.
Sin embargo, a dos décadas de este avance, los retos persisten. “Las leyes están ahí, pero falta mucho trabajo para que se cumplan en la práctica”, señaló el maestro Víctor Medrano, especialista en Atención a la Diversidad y Educación Inclusiva, durante la conferencia «La inclusión educativa de los sordos: 20 años después», realizada en el marco del Día Nacional de las Personas Sordas, que se conmemora el próximo 28 de noviembre, organizada por el director de Posgrado de la Universidad de Tijuana CUT, el maestro Hugo Carvajal Oceguera.
Medrano Morales recordó que el reconocimiento legal de la LSM marcó un cambio profundo en la percepción social. “Se aceptó que existe una comunidad con una lengua propia, con gramática y niveles de conceptualización equivalentes a cualquier lengua oral”, sostuvo el también catedrático de Posgrado en la Universidad de Tijuana.
Este reconocimiento implicaba que las escuelas inclusivas adoptaran la educación bilingüe, donde la LSM fuera la lengua prioritaria y el español se enseñara en su forma escrita, dado que la oralidad no es natural para la mayoría de las personas sordas.
El especialista subrayó que, aunque hubo avances en la formación de intérpretes y en la visibilización de la comunidad sorda, persisten vacíos significativos como la falta de estrategias efectivas para la enseñanza del español escrito, la escasa preparación de docentes en lengua de señas y la ausencia de metodologías específicas en las escuelas normales.
“Ojalá que los maestros que egresan conocieran la LSM y las herramientas para enseñar lectura y escritura a personas sordas”, enfatizó el docente encargado de impartir la asignatura en Discapacidad Auditiva en los programas de Especialidad en Necesidades Educativas Especiales y Maestría en Educación Especial.
Víctor Medrano también hizo un llamado a la sociedad para abandonar términos incorrectos como “sordomudo”, que no reflejan la realidad lingüística de esta comunidad. “El término adecuado es persona sorda; la lengua de señas es una manifestación natural, no una carencia”, puntualizó.
A pesar de los avances normativos, como la reincorporación del concepto de educación bilingüe en la Ley General de Educación en 2020, el reto sigue siendo convertir el reconocimiento legal en acciones concretas que garanticen inclusión real. “Hemos logrado mucho, pero no lo suficiente”, concluyó el maestro.
Intérpretes y accesibilidad: avances y desafíos en la inclusión de personas sordas
Además del reconocimiento legal de la Lengua de Señas Mexicana (LSM) y la educación bilingüe, otro aspecto clave en la inclusión de las personas sordas es la presencia de intérpretes y subtitulaje en medios de comunicación.
“Por ley, todos los programas deberían contar con subtítulos o con intérpretes en recuadro, como ya se observa en algunos espacios televisivos”, explicó el maestro Víctor Medrano durante la conferencia «La inclusión educativa de los sordos: 20 años después», ante un concurrido grupo de asistentes reunidos en el Salón de Usos Múltiples del Campus Altamira del CUT.
Subrayó que la figura del intérprete no puede improvisarse: “Saber lengua de señas no convierte a alguien en intérprete, igual que hablar inglés no te hace traductor certificado”. Para desempeñar esta función se requiere formación especializada, dominio lingüístico y estrategias de interpretación, pues se trata de trasladar mensajes entre dos lenguas con estructuras distintas: una visual y tridimensional, y otra oral y lineal.
En México, el primer estándar de certificación para intérpretes de LSM surgió en 2009, con evaluaciones que contemplaban habilidades interpretativas, postura, vestimenta y conocimiento lingüístico. Sin embargo, este proceso no se consolidó de manera formal y hoy persisten vacíos que permiten que personas sin la preparación adecuada ejerzan como intérpretes, afectando la calidad de la información que recibe la comunidad sorda.
“Hemos avanzado, pero no como quisiéramos”, lamentó el especialista, recordando casos internacionales y nacionales donde la falta de profesionalización generó confusión y exclusión.
A nivel legislativo, algunos estados como Jalisco y Colima han incorporado el reconocimiento de la LSM en sus constituciones, mientras que otros, como Baja California, siguen en proceso. “El reto es que la inclusión no dependa solo de la buena voluntad, sino de políticas claras y acciones concretas”, enfatizó Medrano.
Tras dos décadas del parteaguas que significó 2005, los avances son innegables: reconocimiento de la comunidad sorda, de su lengua, conciencia política sobre la educación bilingüe y la profesionalización del intérprete. Sin embargo, el camino hacia una inclusión plena exige mayor compromiso institucional, social y comunitario.
“Ojalá que para la comunidad sorda hubiese más apoyo, más participación y más espacios accesibles”, expuso.
20 años después: un llamado a seguir trabajando por la inclusión
El 28 de noviembre, México conmemora el Día Nacional de las Personas Sordas, fecha que recuerda el decreto firmado por Benito Juárez en 1867 para crear la Escuela Nacional de Sordomudos, la primera institución dedicada a la educación de personas sordas en el país. Aunque en aquel entonces se adoptaron métodos europeos y se dio un reconocimiento inicial a esta comunidad, el verdadero parteaguas llegó en 2005, cuando la Ley General de Educación reconoció la Lengua de Señas Mexicana (LSM) como patrimonio lingüístico y estableció la modalidad bilingüe en la enseñanza.
“Veinte años después, los avances son importantes, pero insuficientes”, reiteró el maestro Víctor Hugo Medrano al sostener que el sistema educativo ofrece capacitaciones generales, pero pocas enfocadas en la educación especial para la comunidad sorda.
Medrano hizo un llamado a fortalecer la colaboración entre instituciones, sociedad y comunidad sorda para garantizar una inclusión real. “Tenemos que seguir trabajando por el reconocimiento, el empoderamiento y la accesibilidad en todos los espacios”. Este compromiso implica más investigación, más estrategias pedagógicas y más políticas públicas que aseguren igualdad de oportunidades.
La conferencia concluyó con la entrega de un reconocimiento al maestro Víctor Hugo Medrano Morales por parte del Director de Posgrado de la Universidad de Tijuana, Hugo Carvajal Oceguera, en agradecimiento por compartir su experiencia con estudiantes de Licenciatura y Posgrado. “Conmemorar el Día Nacional de las Personas Sordas nos recuerda la importancia de respetar y valorar su cultura, su lengua y sus derechos”, expresó el maestro Hugo Carvajal.
