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Identidad docente frente a los retos de la interculturalidad crítica

  • Docentes debaten sobre la descolonización del pensamiento educativo

Tijuana, B. C., a 08 de octubre de 2025.- Al cierre de las actividades del primer día del Congreso Regional de Educación y Pedagogía, celebrado en la Universidad de Tijuana CUT, tuvo lugar la Mesa de Diálogo «Educar y descolonizar el pensamiento del docente», un espacio de reflexión sobre los paradigmas que han regido la formación educativa en América Latina y la urgencia de transformarlos desde una perspectiva crítica y contextualizada.

La mesa contó con la participación de los especialistas Cayetano Adán Pérez Roblero, Tomás Armando Ávila Rodríguez y José Cáustulo Sauceda Ortega, bajo la moderación de Juan Carlos Cruz López. En su introducción, Cruz López destacó que el concepto de descolonización ha sido abordado desde hace tiempo en el ámbito académico, pero cobra especial relevancia ante las nuevas políticas educativas que buscan liberar el pensamiento pedagógico de estructuras coloniales impuestas, como lo propone la Nueva Escuela Mexicana.

Uno de los ejes centrales del debate fue la necesidad de descolonizar el pensamiento docente, entendido como el proceso de desprenderse de la racionalidad eurocentrista que ha dominado la enseñanza en América Latina. Se hizo referencia al filósofo Enrique Dussel, quien ha denunciado cómo la historia y la filosofía enseñadas en universidades de todo el mundo siguen una lógica europea —Grecia, Roma, Edad Media, Renacimiento, Modernidad— que no corresponde a las realidades históricas de regiones como América Latina, Asia o África.

Los panelistas coincidieron en que descolonizar implica reconocer y valorar los saberes populares, indígenas, campesinos y afrodescendientes, históricamente invisibilizados. Se mencionó, por ejemplo, la propuesta política de los zapatistas como una alternativa a los modelos tradicionales de gobernanza, y se destacó que la Nueva Escuela Mexicana representa un intento por construir una educación desde abajo, con base en las realidades locales y no en modelos importados.

Tomás Armando Ávila Rodríguez profundizó en la diferenciación conceptual entre colonización y descolonización, señalando que este último término ha sido adoptado y resignificado en América Latina. Explicó que existen dos corrientes principales: una que promueve una ruptura radical con el pensamiento occidental, y otra, proveniente de los pueblos originarios, que propone una reinterpretación desde la identidad y la alteridad. Esta última corriente no busca rechazar la modernidad, sino convivir con ella desde una perspectiva propia, reconociendo al otro como parte esencial del proceso educativo.

Desde la visión de los pueblos originarios, la educación es un proceso mayúsculo, auténtico y profundamente vinculado a la vida en comunidad. No se trata únicamente de transmitir conocimientos, sino de construir vínculos, identidad y sentido colectivo. La descolonización, más que una ruptura con la modernidad es un proceso de autoreconocimiento que permite al docente situarse en su contexto y reconocer al otro como parte esencial de su formación.

Los panelistas coincidieron en que el pensamiento descolonizador no puede limitarse a una crítica teórica, sino que debe traducirse en prácticas concretas dentro del aula. En este sentido, se destacó el enfoque de la Nueva Escuela Mexicana, que invita a cada estado y comunidad educativa a construir sus propios planes de estudio, basados en las necesidades locales y en proyectos colaborativos. Esta propuesta representa un giro hacia la contextualización y la recuperación de saberes propios.

Uno de los retos más urgentes, señalaron, es rescatar la identidad docente en los futuros profesionistas. ¿Cómo lograr que los estudiantes de pedagogía y educación se reconozcan en su entorno, en su cultura, en su historia? ¿Cómo romper con el rol del maestro como autoridad colonial? La respuesta, según los panelistas, está en el diálogo, el aprendizaje conjunto y la ruptura de la lógica vertical que ha dominado la educación tradicional.

Se cuestionó el uso del término “alumno”, que proviene del latín alumnus, “sin luz”, y se propuso hablar de “estudiantes”, reconociendo su capacidad de aprender y aportar. Se retomó el pensamiento de Paulo Freire, quien planteaba que el educador también es educando, y el educando también educador. Esta reciprocidad es clave para evitar reproducir el papel del colonizador en el aula.

En un momento particularmente revelador, uno de los participantes compartió una experiencia vivida en el Estado de Chihuahua, donde fue invitado a dialogar con personal de servicios educativos sobre los fundamentos filosóficos de la Nueva Escuela Mexicana. El contexto fue especialmente significativo: ante la negativa de la gobernadora a distribuir los nuevos libros de texto, se elaboraron folletos alternativos con actividades como sopas de letras y crucigramas, lo que generó protestas entre docentes bajo la consigna “¡Libros sí, folletos no!”.

Durante su intervención, el ponente abordó el eje articulador de la interculturalidad crítica, destacando que esta postura exige romper con las prácticas colonizadoras que aún persisten en el sistema educativo. Citando a Michel Foucault, recordó que la crítica debe dirigirse a las prácticas, no a las personas, y ejemplificó cómo, incluso en actos aparentemente inocentes como decorar las puertas de los salones con personajes como Superman o Winnie Pooh, se reproducen patrones culturales ajenos. “¿Por qué no con personajes que reflejen nuestra cultura mexicana?”, cuestionó.

Este tipo de prácticas señaló, contribuyen a una pérdida progresiva de identidad, especialmente cuando se adoptan de forma inconsciente. En regiones fronterizas como Tijuana, donde la influencia cultural estadounidense es fuerte, el riesgo de mimetización es aún mayor. La interculturalidad crítica no rechaza otras culturas, pero sí exige que se valoren y preserven las propias. Aprender de otras culturas es enriquecedor, pero no debe implicar renunciar a la identidad.

La reflexión final giró en torno a cómo evitar seguir colonizando al estudiante desde el aula, imponiéndole una cultura que no le pertenece. La educación, desde esta perspectiva, debe ser un espacio de resistencia, afirmación cultural y construcción de sentido. El reto para los docentes es dejar de reproducir modelos impuestos y comenzar a formar desde la diversidad, el contexto y la autenticidad.

Con información de Alexa Sherlyn Quintero Fuentes, estudiante de séptimo cuatrimestre de la Licenciatura en Comunicación y Publicidad en la Universidad de Tijuana CUT.