POSTURA EPISTEMOLÓGICA
¿Qué conocimiento necesita la humanidad?
Tal y como se expuso anteriormente, desde el punto de vista filosófico, el nuevo paradigma de la educación, postula que ella debe permitir el análisis sociocultural existente en el contexto internacional reconociendo la oportunidad de intervenir positivamente en condiciones que auguren la realización humana, así como responder a las demandas del entorno y no sólo a sus concepciones internas sobre la generación y difusión del saber.
Por tanto, se asume un posicionamiento epistemológico, partiendo de la premisa de que todo objeto de estudio se encuentra inmerso en una totalidad múltiple, dinámica y compleja, que requiere atención a la interrelación entre la pluralidad de elementos de que está compuesta y que por lo mismo su comprensión requiere de una perspectiva basada en la flexibilidad teórica y metodológica, así como la apertura al trabajo colectivo y a la interdisciplinariedad que evita la atomización del saber.
Elementos que ponen en evidencia la construcción epistémica de conocimiento guiado por los paradigmas del pensamiento complejo el cual encuentra sustento en la realidad actual, estableciendo el discurso epistemológico en la necesidad primordial por construir conocimientos en el transitar de una forma tradicional a una donde se considera la totalidad de interacciones que genera la sociedad, aceptando el reto de la incertidumbre.
Por ende, se caracteriza a la ciencia desde la dinámica no lineal, comprendiendo al mundo desde su conjunto y tratando de entender las nuevas formas de cognición humana, pues el conocimiento debe superar el reduccionismo no solo desde consideraciones holistas emergentes del pensamiento sistémico, sino más bien desde la transdisciplinariedad – interdisciplinariedad como dualidad inevitable que permita el acceso al conocimiento desde lo complejo.
En pocas palabras, el aprendizaje continuo que favorece la comunidad escolar, circunscribe las razones epistemológicas descritas, facilitando al sujeto interactuar de manera interdisciplinaria y con visiones integrales de la realidad a través de habilidades cognitivas y meta cognitivas como experiencias previas que promueven la construcción de aprendizajes.
POSTURA PSICOPEDAGÓGICA
Educar es cultivar el mañana
Formar individuos capaces de aprender a pensar, (aprender a aprender) que se auto-enriquezcan con estructuras, esquemas y operaciones mentales internas que les permitan pensar, resolver y decidir con éxito situaciones académicas y vivenciales, (aprender a hacer) resulta el punto de arribo cuando una perspectiva educativa se instala desde los referentes teóricos constructivistas y es precisamente éste el referente psicopedagógico del modelo educativo de la Universidad de Tijuana. Se asume que el aprendizaje y la enseñanza son procesos interactivos inseparables, y en consecuencia, incomprensibles si ambos no se analizan conjuntamente. Desde esta perspectiva se concibe el aprendizaje como un proceso de construcción de significados y atribución de sentidos, y la enseñanza como la ayuda necesaria para que este proceso se produzca en la dirección deseada.
En virtud de lo anterior y con la finalidad de conceptualizar a los diversos componentes del proceso de enseñanza-aprendizaje, es preciso situarse en los referentes teóricos del posicionamiento psicológico y destacar como marco obligado el aprendizaje significativo que sostiene que el aprendizaje en el alumno ocurre cuando la estructura cognitiva previa se relaciona con la nueva información, entendiendo por estructura cognitiva al conjunto de conceptos, ideas que un individuo posee en un determinado campo de conocimiento, así como su organización. Por consiguiente, los esfuerzos pedagógicos se orientan hacia la comprensión, valoración y expresión de los contenidos temáticos y hacia la capacidad para resolver problemas.
Desde esta perspectiva, la tarea docente consiste en provocar la actividad mental de los alumnos hacia la construcción de nuevos conocimientos, movilizar los esquemas de conocimiento que ya poseen, hacia la consolidación del andamiaje necesario para posteriores y más complejos desarrollos.
El rol que asume el docente en este proceso, es el de máximo responsable de la conducción del proceso enseñanza-aprendizaje, a la vez que facilitador, mediador académico, entre las necesidades de los alumnos y el logro de los objetivos educativos planteados, así como del desarrollo de etapas superiores a nivel intelectual.
El componente “actividades de aprendizaje, métodos y recursos pedagógicos”, son los mecanismos técnico – simbólicos que ponen de manifiesto las relaciones inter e intrapersonales de los alumnos bajo principios psicopedagógicos descritos anteriormente.
Es importante puntualizar que aun cuando bajo un modelo centrado en el aprendizaje el principal protagonista del proceso enseñanza-aprendizaje es precisamente el alumno, la tarea de enseñar por parte del docente de ninguna manera se relega a un segundo plano, por el contrario, sigue siendo fundamental, pues enseñar no se reduce a mostrar o a repetir de manera mecánica y acrítica, supone el dominio de las nuevas estrategias pedagógicas que promuevan aprendizajes significativos.
Por otro lado, el componente “evaluación” se asume como una etapa del proceso enseñanza-aprendizaje, que trasciende la tradicional perspectiva conductual de medir el logro de los aprendizajes por parte de los alumnos, al tiempo que supone una valoración del proceso en su conjunto, es decir; una valoración y reorientación permanente por parte del docente, máximo responsable de la conducción del proceso educativo y facilitador de las actividades de enseñanza-aprendizaje promovidas.
En resumen, la evaluación se asume desde la perspeactiva de la función pedagógica y social que debe cumplir, como un proceso de etapas sistematizadas y progresivas que por una parte guía el proceso enseñanza-aprendizaje y por otra da cuenta del grado de logro de los objetivos propuestos con fines de acreditación.