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Ética y conciencia profesional: sembrando vocación desde la empatía

  • Una reflexión sobre el ejercicio forense con perspectiva de género, derechos humanos y compromiso personal

Tijuana, B. C., a 18 de octubre de 2025.- Con una conferencia que trascendió lo académico para convertirse en un llamado a la introspección y la responsabilidad social, la maestra Marisol Madero Plascencia clausuró el Congreso Nacional de Ciencias Forenses «Enfoque en la investigación con perspectiva de género y derechos humanos». Su ponencia, con el tema «Importancia de la ética en el ejercicio profesional», dejó una profunda huella en los asistentes, al conectar la teoría con la vida cotidiana, la práctica profesional con la congruencia personal.

Desde el inicio, la maestra Madero Plascencia dejó claro que no pretendía dar un sermón, sino sembrar una semilla de inquietud sobre la relevancia de la ética en el ejercicio profesional. Con un estilo cercano y empático, compartió experiencias personales y planteó dilemas morales cotidianos que invitaron a los asistentes a reflexionar sobre sus propios valores, decisiones y formas de actuar.

“La ética no es solo un conjunto de reglas, es nuestra brújula moral”, afirmó, destacando que la ética, la moral y la deontología son conceptos distintos pero complementarios que deben guiar la práctica profesional

La ponente abordó también los factores de riesgo personales y familiares que pueden influir en la conducta profesional. Marisol Madero habló abiertamente sobre experiencias de violencia en la infancia, entornos familiares conflictivos y el impacto que estas vivencias tienen en la formación del carácter.

“Todos venimos a algo, pero lo que hacemos hoy no es nuestro destino”, afirmó, alentando a los estudiantes a trabajar en sus factores protectores, desarrollando habilidades para la vida y practicar el autocuidado como base para una atención profesional ética y sensible.

Uno de los momentos más emotivos fue cuando la maestra Madero Plascencia compartió su filosofía personal: “¿Lo que estoy haciendo hoy me acerca o me aleja de la persona que quiero ser?”. Esta pregunta, aprendida en el proceso terapéutico, se convirtió en el eje de reflexión sobre el proyecto de vida personal y profesional. Madero instó a los asistentes a cuestionarse sobre sus metas, sus motivaciones y el impacto de sus acciones cotidianas en el futuro que desean construir.

La conferencia también abordó la importancia de la congruencia profesional, subrayando que no se puede ser un buen profesionista sin ser una buena persona. “Tus acciones hablan más que tu título”, dijo, y ejemplificó cómo la ética se manifiesta en lo cotidiano, desde la formación en que se atiende a una víctima, hasta cómo se conduce uno en redes sociales o en el entorno laboral.

“No es ético burlarse de quien ha sido víctima de una estafa, ni de quien atraviesa una situación difícil. La empatía debe ser parte de nuestra práctica profesional”, enfatizó la especialista en prevención de la violencia.

Como parte de su compromiso con la formación integral, Madero Plascencia compartió un código QR que da acceso a un repositorio digital con materiales de apoyo en áreas como criminalística, derecho, psicología y otras disciplinas afines, el cual seguirá actualizando para acompañar a los estudiantes en su proceso formativo.

Al concluir la conferencia, el licenciado Carlos Sebastián Vidaure Gutiérrez, coordinador Académico de Ciencias Forenses de la Universidad de Tijuana, tomó la palabra para agradecer a los expositores invitados, docentes y estudiantes que participaron activamente durante los tres días del Congreso.

“Esta jornada ha sido más que una actividad académica; ha sido un espacio de reflexión profunda sobre el papel del profesionista forense en la construcción de una sociedad más justa, empática y humana”, expresó Sebastián Vidaure.

En un emotivo acto, se entregó un reconocimiento especial a la maestra Marisol Madero Plascencia, por su destacada labor en la formación de profesionistas comprometidos con la ética, los derechos humanos y la sensibilidad social. El aplauso de los asistentes cerró con fuerza un Congreso, que más allá del conocimiento teórico, dejó una huella de conciencia y vocación en las nuevas generaciones.