CUT Universidad comprometida con la transformación social

  • Educación con perspectiva de género e interseccional

Tijuana, B. C., a 29 de mayo de 2025.- La Universidad de Tijuana CUT es reconocida por su compromiso con la transformación social, pero, más allá de cumplir con su eje institucional, enfrenta el reto de promover el desarrollo cultural, generar un espacio seguro e implementar acciones afirmativas, para mantener una visión coherente con su discurso inclusivo.

Conceptos como el lenguaje, los estigmas y las estructuras institucionales pueden afectar la vida de las personas, especialmente en contextos educativos, enfatizó el maestro Antonio Jiménez Luna, presidente de la Red Mexicana de Universidades Promotoras de la Salud.

Al impartir la Conferencia «Enfoque transversal de género en las comunidades educativas», ante personal docente y administrativo de la Universidad de Tijuana CUT, de los Campus Altamira y Oriente de Tijuana, Ensenada y San Quintín; el maestro Antonio Jiménez abordó diversos ejes.

Lo primero que mencionó es que hay temas que causan “ruido” lo que es una señal que puede llegar a incomodar con las creencias, privilegios y con lo que uno se cuestiona. En este sentido, es válido cuestionar “¿por qué me incomoda esto?”, lo que se convierte en un acto de conciencia crítica. Y es ahí donde empieza el cambio.

Como ejemplo de lo anterior, señaló el caso de una chica que padece cáncer y un chico con VIH, son una muestra de cómo el estigma opera de forma selectiva. No es el diagnóstico en sí lo que determina la respuesta institucional, sino la carga simbólica que la sociedad le ha impuesto, lo que es considerado injusto.

En cuanto al tema del lenguaje no sólo describe la realidad, sino que la construye. Por ello, el uso de expresiones que minimizan, ridiculizan o invisibilizan, refuerza estructuras de exclusión, por lo que es importante cuidar cómo hablamos, especialmente en espacios de poder como la educación.

Las instituciones educativas deben ser consideradas espacios seguros para su comunidad estudiantil, por lo que implica su responsabilidad institucional. Sin embargo, entre más personas se coordina al interior de la institución es mayor su responsabilidad, por lo que lejos de mantener un conocimiento basado en las normas y reglamentos, se debe mantener la disponibilidad de escuchar, aprender y adaptarse, al considerar a la inclusión como una necesidad ética y pedagógica.

La perspectiva de género atraviesa todas las experiencias humanas: “cómo nos relacionamos, cómo nos expresamos, cómo nos entendemos”. No se trata sólo de incluir a la comunidad LGBT+, sino de cuestionar las estructuras que jerarquizan cuerpos, identidades y formas de vivir. Por lo que perspectiva de género no equivale a sólo diversidad sexual.

En el tema de la discapacidad y la representación, Antonio Jiménez mencionó el caso del Teletón como un ejemplo muy ilustrativo. Muchas veces, la representación mediática de la discapacidad se basa en la lástima o el heroísmo, pero no en la dignidad. Y eso también construye imaginarios que luego se traducen en miedo, desconocimiento o exclusión en el aula.

Sobre la perspectiva de género, la interseccionalidad y el lenguaje inclusivo no son solo temas de moda, sino herramientas fundamentales para construir espacios educativos más justos, humanos y seguros. A través de reflexiones, casos reales y propuestas concretas, se invita a los docentes y administrativos a repensar en su práctica desde una mirada crítica y compasiva.

Se destacó la importancia de comprender la diferencia entre “expresión de género”, cómo me muestro al mundo; “identidad de género”, cómo me reconozco internamente; “orientación sexual, hacia quién me atraigo afectiva y sexualmente; “vínculos afectivos y prácticas sexuales”, cómo me relaciono y con quién. Lo fundamental es diferenciar estos conceptos para evitar etiquetar a las personas por su apariencia o forma de expresarse.

En muchas instituciones, aún se exige el acta de nacimiento para reconocer el nombre de una persona transexual. Sin embargo, el reconocimiento social del nombre es un derecho humano, respetado por acuerdo internacionales.

En este sentido, el acompañamiento de una persona trans debe ser desde la comprensión y no desde el prejuicio, por lo que, durante su proceso de transición, requiere conocer el momento del proceso tanto social, médico como legal; comprender los efectos del tratamiento hormonal, así como estar dispuesto a aprender y desaprender. Esto permitirá brindar un acompañamiento desde la empatía y la responsabilidad institucional.

Pero el acompañamiento no termina en el aula. Incluir a la familia en el proceso es clave para generar entornos de contención y comprensión. Muchas veces, el miedo institucional se basa en la idea de que “no hay tiempo” o “no se puede atender todo”. No obstante, ¿cuántas personas trans hay en una institución educativa? Suelen ser minoría, aunque si fueran muchas, se puede gestionar. Lo importante es tener protocolos claros y voluntad institucional.

La transversalidad implica que la perspectiva de género atraviesa todas las áreas de la vida universitaria. Desde el currículo hasta el reglamento; desde el personal de intendencia hasta el equipo directivo, incluido el lenguaje administrativo.