Prevención del suicidio: Protocolos que salvan vidas
- Capacitación en primeros auxilios psicológicos y físicos para actuar en crisis
Tijuana, B. C., a 03 de diciembre de 2025.- “Hablar abiertamente sobre el suicidio y reconocer sus señales tempranas puede salvar vidas”, fue el mensaje central de la conferencia «Primeros auxilios y autolesiones» impartida en la Universidad de Tijuana CUT, en el marco de la Jornada de Prevención del Suicidio.
Las enfermeras Lucía Josefina Macías Rodríguez y Ruth Juárez Hernández capacitaron a docentes y personal administrativo en protocolos de actuación y primeros auxilios psicológicos, destacando que la intervención rápida y segura es clave para evitar que una crisis termine en tragedia.
La conferencia se desarrolló con un enfoque integral, combinando teoría y práctica para que los asistentes comprendieran la complejidad del fenómeno suicida y adquirieron herramientas útiles para actuar en situaciones críticas. Desde el inicio, se enfatizó que el suicidio no es un acto impulsivo aislado, sino el resultado de múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales que se acumulan con el tiempo. Por ello, la prevención requiere sensibilidad, conocimiento y disposición para intervenir.
Uno de los puntos más relevantes fue la explicación sobre la base neurobiológica del suicidio. Se detalló cómo el estrés crónico altera el sistema neuroendocrino, elevando los niveles de cortisol y afectando neurotransmisores como serotonina y dopamina. Estos cambios no solo impactan el estado emocional, sino también el funcionamiento físico, generando síntomas como insomnio, pérdida de apetito, aislamiento y falta de interés en actividades cotidianas. Comprender estos procesos permite al personal educativo identificar señales tempranas y ofrecer apoyo oportuno.
Además, se abordó el papel que juegan sustancias como alcohol, drogas y ciertos medicamentos en la ideación suicida. El consumo de estas sustancias puede disminuir el juicio y aumentar la impulsividad, lo que incrementa el riesgo de que una persona con pensamientos suicidas actúe sin medir consecuencias. “Cuando alguien se desinhibe por el alcohol, si ya tiene ideas suicidas, puede pasar del pensamiento a la acción”, advirtió la especialista.
Para facilitar la detección, se presentó el “suicidómetro”, una herramienta que clasifica el riesgo en niveles y orienta la intervención. Desde ideas vagas de muerte hasta planes concretos con medios disponibles, cada nivel requiere una respuesta específica. En todos los casos, excepto el último, aún es posible actuar y salvar una vida. Esta herramienta se complementa con protocolos institucionales que establecen pasos claros para garantizar la seguridad del estudiante y del personal.
La capacitación también incluyó estrategias prácticas basadas en modelos reconocidos en psicología, como CASITNO, MORIS y la entrevista breve ASMODORES, que permiten evaluar pensamientos suicidas e intentos previos. Aunque estas técnicas son aplicadas por profesionales, se recomendó que el personal conozca su existencia para fortalecer la comunicación con especialistas y agilizar la atención.
En cuanto a los primeros auxilios físicos y psicológicos, se explicó el protocolo PAS: Proteger, Avisar y Socorrer. Antes de intervenir, es fundamental evaluar la seguridad del entorno para evitar riesgos adicionales. Posteriormente, se debe avisar correctamente al 911, proporcionando información clara sobre la ubicación, el tipo de intento, edad y condiciones visibles. Finalmente, socorrer implica actuar dentro del nivel de capacitación, evitando maniobras que puedan causar más daño. “Si no sabemos cómo bajar a un estudiante suspendido, no lo intentemos; podríamos empeorar la situación”, enfatizó Macías.
Para reforzar la importancia de la seguridad, se presentó el acrónimo SOPA: Seguridad, Observar, Pensar y Actuar, que orienta la toma de decisiones en segundos. Asimismo, se explicó la evaluación primaria mediante el método ABC (Airway, Breathing, Circulation) y la escala AVPU para valorar el estado de alerta. Estos procedimientos son esenciales para mantener con vida a la persona mientras llega ayuda especializada.
Otra parte de la conferencia estuvo a cargo de la enfermera Ruth Juárez Hernández, quien realizó una demostración práctica sobre cómo actuar ante una persona inconsciente. Introdujo el protocolo APRIS, que complementa la evaluación inicial y enseña a verificar conciencia, respuesta a estímulos, inspección de signos vitales y acciones de socorro.
Ruth Juárez insistió en la importancia de mantener la calma, evitar juicios y trabajar en equipo, recordando que la intervención debe ser segura y empática.
Al retomar la palabra Lucía Macías explicó qué hacer si el alumno tiene pulso y respiración, pero no responde. “Está vivo, pero inconsciente. En este caso aplicamos la posición de recuperación o de seguridad, siempre que no haya sospecha de lesión cervical o en columna”. Esta maniobra permite despejar la vía aérea y prevenir riesgos como vómito o asfixia, especialmente en casos de intoxicación o consumo de sustancias.
Si la persona tiene pulso, pero no respira, se debe aplicar respiración de rescate, utilizando dispositivos de barrera para evitar contagios. “Lo primordial es abrir la vía aérea antes de insuflar oxígeno”, indicó Macías, explicando la técnica de inclinación de cabeza y elevación del mentón, salvo que exista sospecha de lesión cervical, en cuyo caso se emplea una maniobra adaptada.
La conferencia concluyó con la entrega de reconocimientos por parte de la doctora Lorena Pulido Ríos, directora de las Licenciaturas en Ciencias de la Educación y Psicología del CUT, quien agradeció a las enfermeras Ruth Juárez Hernández y Lucía Josefina Macías Rodríguez por su valiosa participación en la Jornada de Prevención del Suicidio.