Feminicidio en México: una realidad que exige justicia, memoria y acción
- Especialista ofrece un análisis integral de la violencia feminicida, sus causas, retos y la urgencia de políticas públicas con perspectiva de género
Tijuana, B. C., a 17 de octubre de 2025.- “Mientras dure esta conferencia, serán asesinada cuatro mujeres en México”, con esta estremecedora afirmación, la maestra Lizeth Ortiz Huerta, reconocida especialista en prevención de la violencia, abrió su participación en el Congreso Nacional de Ciencias Forenses, donde ofreció un análisis profundo y urgente sobre el feminicidio en México.
A través de una mirada criminológica, histórica y legal, la especialista expuso las raíces estructurales de la violencia de género, la impunidad que la sostiene y la necesidad de transformar el sistema de justicia para proteger verdaderamente a las víctimas. Su intervención no sólo visibilizó cifras alarmantes, sino también historias reales que evidencian el abandono institucional y la normalización de esta forma extrema de violencia.
Ante un auditorio lleno de estudiantes y docentes del área forense, la maestra Lizeth Ortiz ofreció la conferencia «Análisis criminológico del feminicidio». Durante su intervención, explicó el concepto de feminicidio como la muerte de una mujer por razones de género, destacando que este tipo de crimen implica odio, discriminación y violencia sistemática.
También hizo un recorrido histórico por los casos emblemáticos que marcaron un antes y un después en la legislación mexicana, como las muertes de mujeres en Ciudad Juárez en la década de los noventa y el caso del campo algodonero en 2007, que impulsó la tipificación del delito en el Código Penal Federal.
La maestra Lizeth Ortiz enfatizó que el feminicidio no solo representa la pérdida de una vida, sino que deja una profunda huella en los hijos, padres y comunidad de las víctimas. “No es nada más la muerte de una mujer, sino qué pasa con ese grupo social en específico”, señaló.
Asimismo, abordó el artículo 325 del Código Penal Federal, que establece los criterios para tipificar el feminicidio y las sanciones correspondientes, que pueden alcanzar hasta 50 años de prisión. Sin embargo, denunció que la aplicación de la justicia sigue siendo desigual, como lo evidencian casos recientes como el de Debanhi Escobar.
La especialista profundizó en los aspectos legales del feminicidio, señalando que el sujeto activo, quien comete el delito, puede ser hombre o mujer, mientras que el sujeto pasivo siempre es una mujer. En Baja California, desde marzo de este 2025, el Código Penal reconoce el transfeminicidio, incluyendo a mujeres trans dentro de este supuesto legal.
En el estado, el feminicidio se tipifica en el artículo 129 del Código Penal, el cual contempla agravantes como la relación de parentesco, la condición de víctima (si es menor de edad, pertenece a una comunidad indígena o tiene alguna discapacidad), y el grado de violencia ejercido, como tortura o abandono del cuerpo en la vía pública. La pena máxima puede alcanzar hasta 60 años de prisión.
Uno de los principales obstáculos para tipificar correctamente el feminicidio, explicó Ortiz Huerta, es la falta de aplicación de los protocolos de investigación. “Desde la escena del crimen, se debe investigar con perspectiva de género, pero muchas veces se clasifica como homicidio común sin considerar los antecedentes de violencia o la relación entre víctima y agresor”, señaló.
También destacó la diferencia entre femicidio y feminicidio. El primero se refiere a la muerte de una mujer sin relación directa con su género, por ejemplo, un accidente; mientras que el segundo implica una motivación de género y un contexto de violencia estructural.
En base a los estudios de la investigadora Diana Russell, una clasificación de los tipos de feminicidio es íntimo, cometido por pareja o persona cercana; no íntimo, cuando la víctima no tiene relación directa con el agresor; infantil, que ha aumentado significativamente desde la pandemia, afectando a menores de edad en contexto de abuso y relaciones desiguales; familiar, vinculado a entornos domésticos y conocidos.
Unos de los casos más impactantes que se mencionaron fue el de Fátima, una niña víctima de feminicidio infantil durante la pandemia, cuyo asesinato evidenció la necesidad urgente de visibilizar y atender este tipo de crímenes.
En este sentido, la maestra Lizeth Ortiz resaltó el impacto de la pandemia en el aumento de feminicidios, debido al confinamiento que obligó a muchas mujeres a permanecer en casa con sus agresores. México, junto con Brasil, se mantiene entre los países con mayor violencia feminicida, según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina.
La expositora también abordó el alarmante aumento de feminicidios infantiles en México. Las estadísticas revelan que, de 100 mujeres asesinadas, 8 son niñas, y los casos van desde recién nacidas hasta adolescentes. El caso de Renata, una niña de ocho años asesinada por la pareja de su madre tras una denuncia por abuso sexual evidenció la negligencia institucional y la revictimización de las familias. “¿Por qué se fue a trabajar?”, fue la respuesta que recibió la madre por parte de la autoridad, pese a existir una medida de protección.
La especialista subrayó que la cultura de violencia en México pone en riesgo a todas las mujeres, sin importar su profesión o condición social. “Sea ama de casa o profesionista, estás en riesgo por esta cultura que persiste”, afirmó.
Desde la perspectiva criminalística, Ortiz Huerta explicó que en la escena del crimen deben preservarse indicios como huellas de violencia, fluidos biológicos, rastros de ADN y signos de abuso sexual. Desde la criminología, se busca entender el contexto social, psicológico y económico que rodea a la víctima y al agresor, para prevenir futuros casos.
Uno de los casos más importantes fue el de una madre que luchó durante seis años para que se hiciera justicia por el asesinato de su hija a manos de su pareja, un psicólogo que intento encubrir el crimen como un accidente. El agresor fue detenido apenas hace mes y medio.
La maestra Lizeth Ortiz concluyó con un llamado al empoderamiento de la mujer y a la implementación de políticas criminológicas que permitan prevenir la violencia desde su raíz. “No se trata de mujeres contra hombres, sino de reconocer las capacidades de cada mujer para salir de contextos violentos y evitar una muerte”, sostuvo.
También hizo un llamado a la acción “independientemente de los avances legales, el principal problema sigue siendo la falta de interés de las autoridades para investigar con perspectiva de género, Las estadísticas más confiables provienen de organizaciones civiles, no de instituciones públicas”, finalizó.
Al concluir la conferencia «Análisis criminológico del feminicidio», el licenciado Carlos Sebastián Vidaure Gutiérrez, coordinador Académico de Ciencias Forenses en el CUT, agradeció la participación de la maestra Lizeth Ortiz Huerta con la entrega de un reconocimiento por su destacada exposición en el Congreso Nacional de Ciencias Forenses.